Cosa Fina

26 julio 2007

Bones o mi joyero étnico

¿Por qué me gusta Bones? No lo sé, la verdad. Se trata de una serie mala, lo reconozco. Sobre todo, por lo increíble y fantasma que resulta todo lo que rodea el Laboratorio de Medicina Forense Jeffersonian de Washington. Lo peor: el simulador 3D con el que reconstruyen el aspecto de las víctimas y las circunstancias de su muerte.

A veces, también lo usan para otros menesteres.

Es curioso pero se nota cuando una serie americana es mala sólo por los actores. No me refiero a que sean buenos o malos, sino a que sean guapos o feos. Y en Bones, seamos sinceros, no destacan por su belleza. La protagonista, Temperance Brennan, no es ninguna maravilla y sus secuaces: Angela Montenegro, Zach Addy y Jack Hodgins (sobre todo, Ricitos de oro-Jack Hodgins) son todavía peor.

Ricitos de oro y la Dra. Brennan con uno de sus collares.

Sin embargo, y a pesar de ello, me gusta Bones. Sí, señores, me encanta esta serie, una fuerza irracional me lleva a consumir de forma compulsiva sus capítulos. Quizás sea porque la protagonista, como yo, es antropóloga, pero antropóloga de verdad. No sólo porque tiene la suerte de ejercer su profesión (de una forma muy peculiar, todo hay que decirlo), sino porque su disciplina, la antropología física, tiene mucho que aportar al conocimiento del hombre. En España, no tenemos más que antropólogos sociales y culturales, es decir, filósofos wannabe que, para empezar, suelen negar que el hombre sea un animal. Con esta premisa, entenderán ustedes por qué este país no destaca por sus aportaciones al saber. Quizás me gusta porque el personaje basado (de forma bastante libre) en las novelas de Kathy Reichs tiene un gran carisma. La Dra. Brennan es una mujer altiva y segura de sí misma pero, al mismo tiempo, actúa como un crío, inocente, sincera y espontánea. Quizás, simplemente, me tiene maravillada su colección de collares y colgantes étnicos.

Otro collar de la Dra. Brennan.

En cada capítulo, la Dra. Brennan lleva un nuevo collar exótico de aspecto indígena. Da igual la procedencia de la alhaja, mientras parezca hecha a mano por miembros de otra cultura. Temperance tiene discos de metal grabados con extraños símbolos, colgantes de madera tallada o de barro con inscripciones y distintas composiciones con gemas de todos los colores.

Más collares de la Dra. Brennan.

Supongo que los responsables de la serie pensaron que era la mejor forma de caracterizar a una antropóloga. A una antropóloga que haya hecho trabajo de campo por todo el mundo, claro. Y esa es Temperance Brennan. Según la serie, la Dra. Brennan ha viajado por medio planeta estudiando culturas e identificando esqueletos. Por todo el mundo excepto por la Polinesia, ya que nunca hemos visto que esta antropóloga se adorne el cuello con collares hechos con conchas u otros elementos isleños.

El joyero de Temperance Brennan (fotos de Nature bijoux)

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19 julio 2007

Educación para la ciudadanía (fina)



Parece que la propuesta del Gobierno para impulsar una asignatura que enseñe los valores democráticos no acaba cuajar. Y no me extraña, señores. Andamos muy mal en lo que a educación se refiere. Por este motivo he querido aportar mi granito de arena creando esta sección. En Educación para la ciudadanía fina encontrarán, periódicamente, sabias directrices que mejorarán su convivencia diaria y que, sin duda, harán de este mundo un lugar más fino y civilizado.
Como siempre, este post servirá de índice para todos los consejos que se vayan publicando, empezando desde ahora. ¿Qué vamos a tratar en esta primera sesión? Pues un tema que nos preocupa desde hace tiempo: la actitud temeraria de algunos sujetos en las escaleras mecánicas. Vamos allá:
En las escaleras mecánicas (de salida del metro, por ejemplo), se crean dos filas: la de los lentos y la de los rápidos. Si usted tiene prisa o, simplemente, usa sus piernas, circulará por la izquierda, mientras que los vagos esperarán en la derecha, pacientemente y sin estorbar, a que la escalera haga el trabajo por ellos.

Los hay que son demasiado rápidos.

Bien. Debe usted saber que, si sube las escaleras pero se para (y en seco) hacia los últimos peldaños para dar el último paso, usted es de los lentos y, por lo tanto, debe esperar, pacientemente y sin estorbar, en la derecha. Porque, señores, a las 8h de la mañana y de camino al trabajo, no hay nada más crispante que un inútil bloqueando el paso de las escaleras mecánicas. Hacer de este mundo un lugar más agradable está en manos de todos.

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18 julio 2007

Foto Fina XXXIII


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01 julio 2007

Cómo ser la mujer perfecta

O sea, la esposa. Y no crean que los tiempos han cambiado tanto: para ser la mejor esposa no debemos ser más osadas en la cama o tener una relación liberal con nuestro marido, no. Para ser la esposa perfecta, debemos coser, cocinar, cuidar las plantas, fregar, remendar, lavar y limpiar con eficacia y maestría. ¡Ah! Y aprender a vestirnos y a ponernos guapas para nuestro maridito. No crean que reivindico nada (en absoluto), sólo estoy relatando los objetivos de Housewife Superstar, un juego para Nintendo DS que espero que llegue a nuestro país sin problemas. Me refiero a sin censura. Porque ya me veo a las feministas alzándose en favor de la humanidad y chafando la guitarra al común de los mortales que, como yo (siendo mujer), quieren jugar a Housewife Superstar. Hay que tener un poco de sentido del humor, señores, y aprender a contextualizar. Si no, pronto sólo tendremos juegos como este:

Uno de los juegos que se inventa Eunice.

Housewife Superstar es de la compañía tailandesa Studio Nocturne, que también ha presentado Makeup Diva, un juego cuyo objetivo es convertirse en maquilladora profesional. Algo parecido a Fashion Designer, un simulador de 505 Games en el que hay que trabajar para pasar de ser un modisto cualquiera a poseer un imperio fashion. Con tantos lanzamientos interesantes, uno no puede decidirse, y lo peor de todo: tanto jugar, no queda tiempo para fregar y limpiar en la realidad.

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