Foto Fina XIX

La tele huele a muerto

Cada día se producen series de mayor calidad. Las hay para todos los gustos: acción, drama, misterio, comedia, romance, animación… Sin embargo, se siguen haciendo series malas. Algunas de ellas, tan malas que merece la pena verlas. Es el caso de Entre fantasmas (Ghost Whisperer) que se emite en Cuatro los domingos por la noche.

Jennifer Love Hewitt encarna a Melinda Gordon, una joven capaz de comunicarse con los muertos.

La idea de Ghost Whisperer recuerda a la injustamente cancelada Tru Calling, aunque el parecido termina en el don que comparten las chicas. Mientras que Melinda procura que los muertos zanjen sus asuntos pendientes para poder descansar en paz, Tru revive el día de su muerte para intentar evitarla. La misión de Tru, pues, tiene más parecido con la de Gary Hobson en Edición Anterior (Early Edition) que con la de Melinda. Cada mañana, Hobson recibe una particular edición del Chicago Sun Times, la del día siguiente. Así, conoce las tragedias que han de producirse durante el día e intenta evitarlas, salvando muchas vidas. Estos sujetos se lo ponen muy difícil a la Muerte que, como relata la fantástica serie Tan muertos como yo (Dead like me), tiene que reclutar a más personal y hacer horas extras para asegurar el cumplimiento del Destino. Ésta también es la misión de Jack Harper, el antagonista de Tru.

Jason Priestley, más conocido por su papel de Brandon en Sensación de vivir, interpreta a Jack.

En el fondo, lo que hace este chico es mirar por los intereses de los vivos. No sólo porque hay gente que vive de la muerte, como los propietarios de las funerarias, sino porque salvar una vida implica perder otra para compensar el desarreglo cósmico. Si no se puede engañar a la Muerte, quizás lo mejor es procurar que, al menos, haya justicia. Allison Dubois (Patricia Arquette) también puede comunicarse con los muertos. Como empleada de la fiscalía, usa este don para resolver crímenes en la exitosa serie Médium. La protagonista de Bones, Temperance Brennan, no cuenta con este tipo de pistas pero conoce otros medios para hacer hablar a los muertos: es antropóloga forense.

La Dra. Brennan colabora con el agente de homicidios Seeley Booth (David Boreanaz).

Curiosamente, Boreanaz saltó a la fama por su papel de muerto chupasangre en Buffy, cazavampiros. Buffy, igual que la protagonista de Ghost Whisperer (con quien compartió cartel en Sé lo que hicisteis el último verano), libera a los muertos que han quedado atrapados en este mundo. La diferencia es que los muertos con los que trata la cazavampiros conservan el cuerpo y, por lo tanto, la necesidad de alimento, mientras que los muertos que Melinda es capaz de ver y de oír son sólo energías representadas con unos efectos especiales tan cutres que recuerdan a los de Embrujadas, otra serie con chicas guapas y espíritus de por medio.

Tutú

En los créditos de inicio de Sexo en Nueva York, Sarah Jessica Parker lleva un controvertido atuendo. Véanlo ustedes mismos:

Los responsables de la serie no estaban muy convencidos de cómo debía vestir la actriz. Querían algo impactante, que definiera al personaje de Carrie y su pasión por la moda, pero sin caer en una prenda de temporada que se viera démodée al cabo de unos años. Probaron con varios trajes, entre ellos un sobrio vestido azul de Marc Jacobs que no pudieron salpicar porque el rodaje en la Quinta Avenida se alargó demasiado.

Con todo, la historia resulta menos aguda e irónica que la versión que todos hemos visto, con una orgullosa Carrie paseándose en tutú y humillada por un autobús que lleva su foto. Curiosamente, el tutú sólo costó 5 dólares en un mercadillo de segunda mano.

Foto Fina XVIII

Patito feo

Desde la première de Marie Antoinette en Cannes, y a medida que se acerca su estreno en otoño, no han cesado los artículos de este tipo: que si Sofía Coppola deslumbró en Cannes, que si es una de las mujeres mejor vestidas, que si es un icono de la moda. El hecho de que nadie mencione la película dice muy poco de sus dotes como directora. De hecho, que Sofía no sabe hacer una película ya quedó claro con Lost in transaltion (2004), a pesar de ser nominada a los Oscars como mejor película y mejor dirección, y llevarse inexplicablemente el de mejor guión original.

Sofía, de Marc Jacobs, con su estatuilla y su papá.

Tampoco la actuación es lo suyo. Recuérdenla en El padrino III (1990). Creo que la muerte de Mary Corleone es una de las escenas peor interpretadas y más sobreactuadas de la historia del cine. Cada vez que pienso que ese papel era para Winona se me ponen los pelos de punta.

"¿Quieres caerte al suelo de una vez, hija?"

Total, que la niña no vale ni delante ni detrás de las cámaras, pero parece que sobre la alfombra roja sí. Aunque no sé a quién se lo parece porque, seamos sinceros, Sofía Coppola es fea fea. Vamos, que ha salido a su padre.

Sofía, igualita a su papá, en el Festival de Cannes de 1979.

Sin embargo, Sofía se empeña en ser un icono de la moda y del glamour. Ha sacado su propia línea de ropa (de venta exclusiva en Japón) aunque, para las galas, prefiere el toque chic afrancesado de Marc Jacobs que, según dicen, la ha convertido en su musa.

Sofía anunciando un perfume de Marc Jacobs.

Como siempre, papá también la ayuda en este nuevo empeño. Para ello, la bodega de Francis Ford Coppola ha sacado un vino inspirado en su hija Sofía. Claro que muy glamuroso no resulta porque se comercializa en latas.

Sofía anunciando su vino enlatado.

Sarah Michelle Gellar

En “Escapada de Nueva York” (Escape from New York), Carrie acude a Los Ángeles para discutir la posible adaptación de su columna al cine. Allí se reúne con Debbie, su agente, una rubia afanosa y excéntrica, interpretada por Sarah Michelle Gellar, más conocida por su papel de cazavampiros en Buffy, the Vampire Slayer (1997-2003).

Gellar empezó su carrera televisiva a muy temprana edad. A los quince años ya protagonizaba una serie, Swan's Crossing (1992), que en España pudimos ver, al menos, en TV3. Aunque no la han vuelto a dar (de lo mala que era) los créditos de entrada no tenían desperdicio:

Gellar también ha hecho sus pinitos en la gran pantalla. Ha probado suerte con películas de terror para adolescentes como Sé lo que hicisteis el último verano o Scream 2 (1997), románticas como Seducción a la carta (1999) y, también, ha protagonizado la adaptación de la serie de dibujos animados, Scooby Doo (2002). Siguiendo en estos registros, pronto la veremos en la segunda entrega de El grito (2006) o en la comedia romántica The Girls' Guide to Hunting & Fishing (2007).

Marcando estilo

Cosa Fina ha creado tendencia. Este verano, los topos han arrasado. No sólo hemos visto este estampado en las prendas de vestir, sino también en los complementos.

Bolsos, zapatos, pulseras y pendientes con el estampado "Cosa Fina".

Entre las famosas que han escogido este diseño para su look, encontramos a Sarah Jessica Parker o a Keira Knightley:

El vestido de la protagonista de Sexo en Nueva York es de YSL Rive Gauche. Keira lleva un diseño de Carolina Herrera.

Y es que hasta los perros y los bebés han sucumbido al encanto del topo.

Es una auténtica fiebre.

Topos hasta en la cama y en el baño.

Si ya están cansados de tanto puntito, no sufran: todas las fiebres pasan. Ahora, lo que se va a llevar es esto.

Siete novias para dos sevillanos

Dando una vuelta por la red, he encontrado esto:

Las imágenes corresponden al desfile de Victorio & Lucchino en la pasarela Gaudí Novias 2007. La verdad es que los vestidos de novia no me interesan para nada pero los "ramos" me han parecido geniales.

Llevar el conejito a la vista puede simplificar mucho la noche de bodas.

Llevar animalitos en brazos no es, sin embargo, una idea original. En Siete novias para siete hermanos (1954), las chicas llevan distintas crías mientras cantan Spring, spring, spring con sus respectivas parejas. A falta de un vídeo ilustrando dicho momento, les cuelgo un trailer de esta estupenda película musical.

Foto Fina XVII

Eyvind Earle

Como ya saben algunos de ustedes, soy una incondicional de Disney. Reconozco que las historias son infantiles y conservadoras (aunque no siempre es así) pero, en cuanto a la estética, Disney siempre ha estado por delante, innovando y arriesgando. Tanto es así que películas actuales de otras factorías no están ni a la altura de las primeras creaciones de Disney.

A la izquierda, la primera película de dibujos animados de la historia: Blancanieves y los siete enanitos (1937). Tardaron 4 años en terminarla y costó 1,5 millones de dólares. Fue la película más taquillera de ese año. A la derecha, Anastasia (1998) de la 20th Century Fox que pasó sin pena ni gloria.

La perspicacia de Dinsey no sólo le llevó a crear el primer largometraje animado de la historia sino que, años más tarde, su compañía lanzó junto con Pixar la primera película de animación por ordenador: Toy Story (1995). Disney sigue experimentando con las formas de ilustración.

Para Lilo & Stitch (2002), recuperaron la acuarela, técnica que no se usaba desde Dumbo (1941). Para Mulan (1998), se inspiraron en el arte chino tradicional, logrando una ambientación perfecta.

Además de la imagen, Disney también se sirve majestuosamente de la música para trasladarnos a otros lugares. La recreación de escenarios y épocas es, de hecho, uno de los puntos fuertes de la compañía. La Bella Durmiente (1959), una de mis películas favoritas, destaca en este aspecto. Eyvind Earle es el responsable de ello.

Eyvind Earle en los estudios de Disney.

Earle empezó a trabajar para Disney a los 35 años aunque ya hacía tiempo que se dedicaba a la ilustración. Colaboró en películas como Peter Pan (1953) y La dama y el vagabundo (1955) y fue el responsable del estilismo de Toot, Whistle, Plunk and Boom (1953), un cortometraje que ganó un Oscar ese año (pueden verlo aquí). Sin embargo, la fama de Earle viene dada por el trabajo que realizó para La Bella Durmiente.

Earle recreó a la perfección el ambiente medieval para La Bella Durmiente.

Earle no sólo logró dar un aire medieval a la película, sino que le confirió esa estética característica que la convierte en una pieza única. No en vano dedicaba de siete a diez días para pintar un fondo cuando, normalmente, se tarda uno.

Les recomiendo, pues, que vean esta estupenda película que cuenta, además, con la mala más mala de todos los malos. Mientras tanto, les cuelgo esta pequeña pieza para que vayan abriendo boca. Disfruten.

Animaladas

En un episodio de Los Simpsons, el sr. Burns utiliza las anillas de plástico que sujetan las latas de refresco para recuperar su fortuna.

Lisa enseña al sr. Burns el daño que pueden hacer las anillas de plástico.

Desde entonces, hay gente que corta las anillas antes de tirarlas a la basura. Yo creía que no hacía falta porque la basura va a parar al vertedero, no al mar. Estaba equivocada:

Este vídeo me ha abierto los ojos. Ahora, siento la necesidad de denunciar el maltrato que sufren los animales. Miren qué crueldad:

Si estas imágenes no han logrado concienciarles, quizás este vídeo lo haga:

Casandra y el parasol

Un caluroso día de verano, Casandra dijo: “el parasol volverá a ponerse de moda”. La idea de recuperar un accesorio tan ñoño y demodé no convenció a la concurrencia. Consciente de los males que históricamente han traído la ceguera y la incredulidad, Cassandra persistió. Habiendo agotado los argumentos para apoyar su predicción, decidió ir en busca de indicios. Para ello, viajó acompañada de un testigo a la cosmopolita Londres y a París, la capital de la moda. En ambas ciudades, encontraron a gente paseándose con paraguas bajo un sol radiante. Lo que Casandra interpretó como una incipiente demanda de parasoles cubierta, precariamente, por paraguas, al testigo le pareció “cosa de chinorris” ya que la mayoría de los que se paseaban paraguas en mano eran de origen asiático. Casandra replicó. El hecho de que el número de población autóctona con paraguas fuese inferior al de orientales tenía su explicación. En primer lugar, el parasol todavía no estaba de moda por lo que resultaba comprensible sentir reparo a usarlo. Al fin y al cabo, no se puede ir a la última con un accesorio del siglo pasado. La vergüenza de llevar un complemento no aprobado oficialmente por Condé Nast no afectaba a los asiáticos puesto que para ellos el parasol es un objeto que no ha llegado a perderse como sucedió en Europa, sino que está muy presente en la vida cotidiana.

El uso del parasol se mantiene en Japón.

Para que la profecía de Casandra se cumpla, pues, sólo hace falta cambiar los paraguas por parasoles y ya hay algún visionario de la moda que lo ha hecho:

Parasoles en los desfiles primavera/verano 2006: Anna Sui en Nueva York (izquierda) y Hermès en París (derecha).

Así que, ya saben, háganse rápido con un parasol y podrán decir que ustedes ya lo usaban antes de que se pusiera de moda.

Foto Fina XVI

Respect ME

Lo último de Adidas ya no son las Adicolor.

Es esto:

El modelo corresponde a la colección primavera/verano 2006 de la línea Respect ME que diseña para Adidas la rapera Missy Elliott. Un fichaje muy acertado sabiendo el éxito que tienen las tres rayas entre los seguidores de esta música. La relación de Adidas con el hip hop se remonta a la década de los 80, con los miembros de Run DMC como abanderados. De hecho, Adidas reconoció recientemente la labor de este grupo por su marca organizando una exposición en Londres.

HBO

HBO (Home Box Office) es la productora que apostó por la exitosa serie Sexo en Nueva York (1998-2004). Otras de sus aclamadas series que hemos podido ver en España son: Los Soprano (1999-2006), A dos metros bajo tierra (2001-2005) o Roma (2005). Vista la calidad de sus producciones, esperamos ansiosos la llegada de otros títulos como Big Love (2006), con la estupenda Chloë Sevigny encarnando el papel de la esposa de un mormón con otras dos mujeres y siete hijos.

HBO no sólo produce buenas series, sino también documentales y películas. Algunos de sus títulos más recientes son: A Prairie Home Companion (2006), dirigida por Robert Altman y con un reparto de lujo,

Meryl Streep y Lindsay Lohan en una escena de la película.

Hysterical Blindness (2002) con Uma Thurman y Juliette Lewis buscando su media naranja o The notorious Bettie Page (2005).