Cosa Fina

31 mayo 2006

Los niños son raros

Cuando tengo a un niño delante no puedo quitarle la vista de encima. Lo observo en parte curiosa y en parte alerta. Curiosa tanto por él como por los adultos que lo acompañan: es increíble ver cómo actúa la gente cuando tiene a un crío delante, se comporta como si estuviese con una especie de mono. Aunque, en parte, es cierto. De ahí mi admiración. Los niños son seres imperfectos, poseen las capacidades propias de todo ser humano pero de forma rudimentaria, todavía deben depurarlas mucho. Por eso razonan estúpidamente y son tan patosos, y por eso me gusta estudiarlos atentamente. Observo cómo pasan media hora intentando tapar una botellita, repitiendo una y otra vez el mismo proceso erróneo, hasta que se dan cuenta de que la solución pasa por una modificación de su sistema y no por el tesón. También los encuentro encantadores cuando se atreven con el razonamiento deductivo. Hace unos días, sin ir más lejos, un niño jugaba en el tranvía con un imán que le había tocado en un Kinder Sorpresa. Al ver que se le pegaba al asiento dijo: “Sólo se engancha a las cosas que son de hierro. En mi nevera también se enganchará porque es de color blanco, como este asiento”. Estas carencias se expresan, también, en el comportamiento y es por esta razón que hay que estar alerta cuando se tiene a un crío delante: nunca sabes por dónde te saldrá. Los niños no dominan las normas sociales básicas tales como no chillar o no fijar la mirada en la persona que tienen delante. En definitiva, no saben comportarse y eso puede resultar muy molesto y estresante. Para evitarse sustos, pues, más vale vigilar cuando hay niños cerca. También se puede (por su bien) intentar encaminarlos cuando cometen una de estas insolencias. Por ejemplo, dirigiendo miradas asesinas si empiezan a chillar o a revolotear demasiado cerca. Para que aprendan. Hay que procurar, sin embargo, no excederse con esta tarea educativa ya que los niños son muy sensibles. Si un niño llora para llamar la atención (o sea, sin motivo) hasta hacernos desear darle razones para llorar, debemos refrenarnos. Por algo somos nosotros los que estamos por encima. Este poder conlleva una responsabilidad aunque, reconózcanlo, es divertido ser un abusón.

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Elizabeth Taylor

Esta actriz, apasionada de las joyas, se convierte en todo un referente para Charlotte York, que llega al extremo de llamar así a su perrita adoptada (a falta de niños…). Aunque ambas comparten el gusto por las joyas, el interés de Charlotte por Elizabeth sólo despierta cuando ésta empieza a considerar su conversión al judaísmo para poder casarse con Harry Goldenblatt, el abogado que llevó el divorcio de su primer matrimonio. Elizabeth Taylor se hizo judía durante su cuarto matrimonio con el cantante Eddie Fisher. En “Perfecto” (One), Charlotte tiene un aborto y cae en una depresión. Viendo un documental sobre la vida de la actriz, se repondrá y decidirá probar la opción de la adopción, tal y como hizo la estrella de Hollywood.

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29 mayo 2006

Fusión!

Sigue sorprendiéndome la correlación que existe entre una práctica tan aparentemente elitista y refinada, como es el ballet, y los aspectos más mundanos y vulgares del día a día.

Recuerden, si no, la mítica fusión de Dragon Ball y reconozcan que, alguna vez, han hecho como éstos.

Y es que no hace falta ser bailarina para ejecutar estos movimientos, aunque ellas lo hagan con mucha más elegancia.

Fuu… sionAah!

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26 mayo 2006

Foto Fina IX

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Post-it

Una mañana, al levantarse, la pareja de Carrie ha desaparecido y, en su lugar, hay un post-it que reza "lo siento, no puedo".

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Escritores

Carrie Bradshaw escribe semanalmente una columna para The New York Star. En “Pecado no original” (Unoriginal Sin), coincidiendo con una etapa de crisis creativa o, lo que es lo mismo, con un largo periodo sin citas sobre las que reflexionar, Carrie empieza a temer por su trabajo. Lejos de querer despedirla, su editor le ofrece publicar un libro con una selección de sus mejores artículos.

Gracias a esta propuesta, además, la sequía amorosa de Carrie termina: en la editorial, conoce a Jack Berger, un joven novelista que se dedica a escribir sobre neoyorquinas que llevan coletero. Éste no es, sin embargo, el primer escritor con el que sale Carrie ya que, en “El punto débil” (Shortcomings), probó suerte con un autor de relatos de ciencia ficción.

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Si Doraemon fuera francés

¿Recuerdan los pastelitos que merendaba Doraemon?

Bien. Pues aquí tienen la versión fina (léase afrancesada):

Hay de chocolate, de vainilla, de frambuesa, de rosas, de coco, de pistacho… y son de la pastelería encargada de hacer los dulces que aparecen en Marie Antoinette. Al parecer, junto con el vestuario, es lo único que se salva de la nueva película de Sofía Coppola.

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25 mayo 2006

Contraste

Lo siento, no he podido evitarlo. El palazzo Grassi es un edificio veneciano del siglo XVIII habilitado para albergar exposiciones artísticas. En este caso, vemos algunas piezas de Jeff Koons. Sí, el del perrito del Guggenheim. El contraste es genial, ¿no creen?

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24 mayo 2006

Inauguración del Sex and the city-nario

Emulando el mítico simpsonario que elabora nuestro bien querido absencito, Cosa Fina lanza su Sex and the city-nario. No sabemos cómo prosperará esta idea pero el ambiente actual es de júbilo y jolgorio: estrenamos sección y hay que celebrarlo.

Ahí van las primeras entradas:

Apartamento

Arte

Boda

Bouquet, Carole

Bradshaw, Carrie

Cosmopolitan

Escritores

Gellar, Sarah Michelle

HBO

Heinberg, Allan

Manolo Blahnik

McDonald's

Moon river

New York Magazine

Niñatas

Padres

Paris

Parker, Sarah Jessica

Post-it

Sex and the City, la película

Taylor, Elizabeth

Tráiler de Sexo en Nueva York, El

Tutú

Vogue


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Carrie Bradshaw

Carrie Bradshaw es un personaje de ficción encarnado por la actriz Sarah Jessica Parker e inspirado en Candance Bushnell, la autora del libro en que se basa la serie de HBO, Sexo en Nueva York (Sex and the city). Carrie es escritora y tiene una columna semanal en The New York Star, donde relata sus experiencias y preocupaciones y las de sus amigos: gente guapa, rica y fabulosa de Manhattan. Cómo puede mantener su elevado nivel de vida sólo con esta actividad es una pregunta que quedará por resolver tras las seis temporadas que dura la serie. El tema que preocupa a esta soltera treintañera, capaz de gastarse 400 dólares en un par de zapatos, es raramente el económico. Su interés se centra, más bien, en las relaciones amorosas. A lo largo de toda la serie, pues, seguiremos a la protagonista en su búsqueda del amor. Aunque también la veremos comprando y disfrutando de la vida nocturna que ofrece la “ciudad que nunca duerme”.

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